lunes, 29 de diciembre de 2014

Recreaciones históricas: Una manera divertida de hacer turismo y de acercar la historia a los niños

Las recreaciones históricas no sólo son una excusa para visitar lugares nuevos y hacer turismo sino también para dar a conocer a los más pequeños, hechos y acontecimientos históricos que sucedieron siglos atrás en nuestra tierra. Por cercanía con respecto a mi domicilio, me voy a referir concretamente a seis:
1-. El homenaje a Bernardo de Gálvez con la puesta en escena de la Batalla de Pensacola de 1781 en Macharaviaya (Málaga)
2-. Recreación histórica del Desembarco británico en Málaga de 1812.
3-. Visita teatralizada  “El corazón de Fuente Álamo” en la Villa Romana de Puente Genil (Córdoba)
4-. Festival de Historia “Viva Castra Legionis” en Gilena (Sevilla)
5-. Jornadas Escocesas Douglas’ Days en Teba (Málaga)
6-. “Noches soñadas en la Alcazaba” de Antequera (Málaga)

1-. El homenaje a Bernardo de Gálvez con la puesta en escena de la Batalla de Pensacola de 1781 en Macharaviaya (Málaga)
Soldados americanos marchando por las calles con una melodía pegadiza, cañonazos, un documental proyectado sobre la pared de la iglesia del pueblo, personalidades como la Condesa viuda de Romanones, izado de banderas y un gran ambiente es lo que encontraremos si nos acercamos al pequeño pueblo de Macharaviaya, una puerta a la Axarquía malagueña, que nos sorprenderá por su rica historia y por el buen estado de conservación del municipio que nos recuerda a un zoco árabe con el trazado sinuoso de sus calles. El pueblo en sí bien merece una visita por sus museos, iglesia y leyendas pero hoy nos vamos a detener a hablar de la celebración del 4 de julio en la localidad. Como bien sabemos, en Estados Unidos se conmemora su independencia en esta fecha pero, también en Macharaviaya. ¡Qué raro! ¿verdad? Pues, históricamente, todo tiene su explicación.
De Macharaviaya es Bernardo de Gálvez, el hombre que ayudó a los americanos a deshacerse de los ingleses en la Batalla de Pensacola en 1781, contienda crucial para desencadenar la independencia americana. En 2014 se ha recreado por sexta vez con actividades paralelas y con una gran participación popular de los vecinos del pueblo.





La recreación de la batalla es de gran vistosidad y a los niños les gustó mucho. Hasta tal punto que aún hoy, meses después, siguen tarareando la marcha que llevaban los soldados por las calles. Hay que estar atento para no perderse este acontecimiento que se celebra el sábado que más se acerque a la fecha del 4 de julio. Para informarse sobre su realización, podemos ver la página web del Ayuntamiento:



2-. Recreación histórica del Desembarco británico en Málaga de 1812.
Va la cosa de soldados. Esta vez en la playa de Málaga, junto al Muelle Uno, y para conmemorar la llegada de la Royal Navy en 1812 a la ciudad malacitana y librarla de los franceses. Este acto lo organiza la Asociación Histórico - Cultural "Teodoro Reding" con voluntarios de todas las edades que se dedican desinteresadamente a investigar y divulgar la Historia de Málaga y España de los siglos XVIII y XIX a través de recreaciones históricas como esta que nos trata. Además, también participan otras asociaciones con el ánimo de recuperar este hecho histórico más o menos olvidado en la ciudad.




En el acto, que tiene una duración aproximada de una hora, podemos ver al barco de época “La Grace” que saluda a cañonazos a los franceses apostados en la playa defendiendo su posición. A continuación se produce el desembarco y el asalto. Todo es muy espectacular y sonoro puesto que la pólvora (de fogueo) da mucho realismo a la situación. El acto termina con la rendición de los franceses ante los marines ingleses. Se congrega gran cantidad de público así que es recomendable irse unos minutos antes del horario previsto de inicio. Este año se ha celebrado el 26 de octubre pero la fecha es variable así que conviene estar atento para asistir.

Fotografía de la Asociación Reding de Málaga


Mientras ocurrían los hechos, los niños no paraban de preguntar quienes eran unos y otros, qué hacían y por qué estaba pasando eso. Por un momento se asustaron porque pensaron que era verdad. Sólo me queda desde estas líneas felicitar a la Asociación “Teodoro Reding” por su gran trabajo que no queda aquí. Entre otros, el pasado 11 de Diciembre también colaboraron con otro acto de homenaje al general Torrijos en la Plaza de la Merced. Su labor es encomiable y de gran valor para recuperar la historia y la memoria de nuestro pasado. Desde aquí, gracias y mención a su página web http://teodororeding.es/

3-. Visita teatralizada  “El corazón de Fuente Álamo” en la Villa Romana de Puente Genil (Córdoba)
En esta ocasión nos vamos a trasladar a un tiempo más lejano. Esta va de romanos. De romanos y de cómo vivían en una villa de gran valor arqueológico e histórico pero algo desconocida, la Villa Romana de Fuente Álamo en Puente Genil. Además de su buen estado de conservación, podemos encontrar mosaicos estupendos y actividades que nos hacen trasladarnos a la época de la Roma Antigua. Estuvimos en una visita teatralizada,“El corazón de Fuente Álamo”, ambientación de la villa con personajes de la época que nos contaron cómo vivían y cómo era una villa romana. Con personajes caricaturizados, con patricios, plebeyos y esclavos, pudimos comprobar la importancia del pueblo romano en nuestras tierras y su actividad económica. A los niños les gustó mucho y aunque aún son pequeños, se dieron cuenta de la importancia de otros pueblos y culturas en nuestra forma de ser y actuar.



La Villa Romana de Fuente Álamo se encuentra a unos 3 kilómetros del núcleo urbano de Puente Genil. Para más información sobre visitas, se puede consultar la página web http://www.turismopuentegenil.es/turismo/que-visitar/villa-romana-fuente-alamo
Además, podemos aprovechar para visitar este municipio cordobés que cuenta con bellísimas iglesias, palacios y paseos peatonalizados muy apropiados para visitar con los más pequeños de la casa. Se puede encontrar más información sobre el turismo local en  http://www.turismopuentegenil.es/

4-. Festival de Historia “Viva Castra Legionis” en Gilena (Sevilla)
Este festival está dedicado al mundo de los ejércitos romanos reviviendo los grandes acontecimiento bélicos ocurridos en la antigüedad (batallas de Ilipa, Baecula y Munda entre otras). Así que como veis, otra de romanos.


Las actividades de este festival, que dura tres días, están organizadas por la Colección Museográfica de Gilena (CMG), entidad dependiente del Área de Cultura del Ayuntamiento. Hay conferencias, recreaciones históricas, pasacalles y hasta un mercado romano. Los niños cuentan con talleres didácticos que se desarrollan por la mañana y que los acerca de forma práctica y divertida a la época romana. A los más pequeños les gusta especialmente los actos al aire libre con las legiones romanas, el campamento y la música que también cuenta con su protagonismo es un completo programa de actividades digno de un municipio mucho mayor.


Como en todas las actividades, hay que estar atento para ver cuando se desarrollan porque no cuentan con fecha fija. Normalmente suele hacerse en el mes de junio. Os aseguro que merece la pena no sólo por las actividades en sí sino por la implicación de los gilenenses que se pueden sentir orgullosos de contar con este acontecimiento.
Para mayor información sobre el Festival y su organización, se puede ver la página de la Colección Museográfica de Gilena en http://cmg.gilena.es/opencms/opencms/cmg

5-. Jornadas Escocesas Douglas’ Days en Teba (Málaga) 
Estas jornadas de tres días de duración recuerdan la famosa Batalla de Teba (1330) que tuvo lugar en las faldas del Castillo de la Estrella. En ella se vio envuelto Sir James Douglas, un caballero escocés cuyo destino era Jerusalén pero que terminó su andadura y su vida en tierras tebanas con el corazón embalsamado del primer rey escocés Roberto I colgado del cuello. Es una historia novelesca que te atrapa cuando la conoces.
Pues bien, esta es la base histórica para desarrollar unas jornadas sobre historia medieval y la representación teatral “Lágrimas por Itaba” en distintos puntos del municipio que nos llevará al colofón en el mismo Castillo de la Estrella donde se escenifica la batalla y muerte de Sir James Douglas. Hay que recorrer gran parte del pueblo pero merece la pena porque así vemos el teatro y conocemos más este municipio con un patrimonio envidiable que debemos conocer mejor.


Aparte del teatro, en la calle San Francisco se instala un mercado medieval que cuenta con espectáculos de cetrería y de oficios artesanales que hacen las delicias de los más pequeños (y no tan pequeños).Entre los lugareños y turistas es fácil encontrarse con auténticos escoceses vestidos con sus mejores galas (falda escocesa –kilt-). Vienen a rendir homenaje a su compatriota y a colaborar en estas jornadas basadas en una historia mágica.


Las actividades suelen desarrollarse el primer fin de semana de agosto por lo que es fácil estar pendiente. De todos modos, en el siguiente enlace puedes encontrar información actualizada del próximo evento. http://www.douglasteba.es/

6-. “Noches soñadas en la Alcazaba” de Antequera
A diferencia de las demás, esta actividad es contratada a una empresa de servicios que realiza visitas teatralizadas nocturnas al monumento de la Alcazaba de Antequera. Cuesta 15€ por persona e incluye visita guiada, teatralización y degustación gastronómica andalusí. Para los niños el precio es de 7 € (los menores de 4 años no pagan). Puede parecer costosa la entrada pero una vez realizada la actividad, podemos afirmar que no es así. La teatralización es muy buena y la comida andalusí te sirve de cena porque incluye diversos platos como cuscús, empanadillas y postres varios. Todo ello lo puedes hacer si lo deseas, vestido con ropajes árabes y bebiendo limonada natural que te ofrecen a mitad del recorrido. La comida se realiza en el patio de armas, en el que hay instaladas unas jaimas con los suculentos manjares. La visita se realiza en las noches de verano y lo mejor es hacer una reserva previa para asegurarse plaza puesto que es una actividad muy demandada. 


Para tener más información y/o efectuar una reserva, el contacto es 
El año en el cual se sitúa la historia es 1410, poco después de que la Alcazaba haya sido tomada por el Infante Don Fernando a los musulmanes. Se tienen que tratar aspectos como el futuro de los vencidos o el gobierno de la ciudad. Personajes históricos y alegóricos aconsejarán al Infante Don Fernando a tomar la mejor decisión posible. Y nosotros somos testigos de excepción aunque, vestidos de árabes, no sabemos como terminará nuestra historia ¿Nos deberemos convertir al cristianismo?
Por último, ni que decir tiene que la ciudad de Antequera requiere una visita turística al margen de esta actividad concreta. Su rico patrimonio monumental religioso y civil, el paraje natural de El Torcal o el conjunto dolménico son atractivos importantes que hacen de Antequera un referente turístico en la provincia malagueña.      

Estas son algunas de las recreaciones históricas que podemos disfrutar. No obstante, existen muchas esparcidas por rincones de la geografía que podemos visitar con nuestros niños para enseñarles a valorar el patrimonio inmaterial sin el cual no seríamos los mismos.
Si os gustan las recreaciones históricas podéis visitar en Facebook la Federación Andaluza de Recreación Histórica https://www.facebook.com/FARHGRANADA


Hasta la próxima.

domingo, 28 de diciembre de 2014

La Cueva del Tesoro: Una gruta con leyendas y fantasmas

Nos vamos a situar en el municipio del RINCÓN DE LA VICTORIA, a 15 kilómetros de Málaga, dirección Almería. Este enclave malagueño es famoso por sus boquerones, los espetos de sardinas y el turismo de sol y playa. Sin embargo, tiene unos parajes que merecen la pena ser descubiertos. En concreto, vamos a conocer la CUEVA DEL TESORO, EL FUERTE BEZMILIANA Y UN PASEO JUNTO AL MAR.

La Cueva del Tesoro:
Es una de las tres cuevas de origen submarino existentes en el mundo y la única visitable así que estamos de enhorabuena. Antes de ir, me estuve informando por Internet y esto hizo que mi interés aumentara puesto que se habla de tesoros, fantasmas y diosas que llaman a la curiosidad de adultos y, sobre todo, de los más pequeños de la casa.
Pues bien, la cueva se sitúa en un lugar llamado Cantal Alto, en una loma desde la que se divisa el mar. La visita siempre es guiada y cuesta 4,65€ para los mayores y 2,75€ para los niños (los menores de 3 años no pagan). Los horarios van desde las 10:45 hasta las 17:15 horas en visitas de, aproximadamente, 40 minutos. El coche se puede dejar en el parking habilitado para ello en la explanada delantera (donde también encontramos restos arqueológicos). La temperatura del interior se sitúa en unos 18ºC por lo que es conveniente llevar algo de abrigo.


La cueva está formada por columnas y gargantas propias del mar, como si de repente nos sumergiéramos en las profundidades marinas. Pero también tiene construcciones caprichosas esculpidas por el agua dulce con estalactitas y estalagmitas que nos acompañan en nuestro recorrido.
La oquedad es de época jurásica y presume de ser una cueva con grandes historias ocurridas en su interior. De la época prehistórica cuenta con pinturas rupestres - aunque la mayoría no son visibles para los turistas-. Sólo puede ver un pez con trazos oscuros lo que nos confirma que estos humanos no sólo cazaban, sino que también pescaban.
De época tartésica, en los tiempos que Málaga era conocida como Malaka, encontramos un altar dedicado a la diosa Noctiluca (diosa de la Noche y de la Luna). Es una piedra vertical con forma de rostro de mujer, envuelta con un gran manto y un ojo circular. A sus pies, existe otra piedra que parece ser el lugar de las ofrendas a la diosa. Se han encontrado restos de cenizas de huesos que demuestran la existencia de un rito hacia la diosa. Es un lugar mágico que gusta a personas de todas las edades. Se encuentra en la Sala Noctiluca.
Otra historia importante es la que protagonizó Marco Craso en el año 86 antes de Cristo. Se cree que se ocultó ocho meses en la cueva huyendo de Mario y Cinna. Esta historia la cuenta la guía en la sala llamada Marco Craso en honor a este personaje histórico.

Otro punto importante del recorrido de unos 600 metros totales, es la Sala de los Lagos. Es el lugar más extenso de la cueva. Por su conservación no está muy iluminado pero pueden observarse perfectamente los tres lagos de agua dulce formados por las filtraciones de agua que se han ido produciendo a lo largo de los años.
Otras salas no menos importantes son la Sala de la Virgen y la Sala del Águila. Ambas denominaciones se deben a las formaciones que simulan estas figuras. Los niños disfrutan mucho imaginando a la rapaz a punto de lanzarse sobre una supuesta presa.
Y hemos dejado para el final la historia más importante y por la que esta cueva se llama “del Tesoro”. Se cuenta que en el siglo XII, Tasufin Ibn Ali, rey de los almorávides, ocultó en secreto en este lugar el llamado “Tesoro de los Cinco Reyes”. Este relato fue escrito en el siglo XIX y fue el motivo que trajo a un suizo, Antonio de la Nari a este lugar. Se tiró más de treinta años de su vida dinamitando galerías sin el resultado esperado. Murió en una de estas explosiones quedando enterrado en su propia avaricia.
La cueva estuvo en el olvido durante años hasta que a mediados del siglo XX el propietario de los terrenos, el profesor y abogado Manuel Laza, encontró varias cerámicas vidriadas árabes y un candil con seis dinares de oro de época almorávide en su interior, acuñados en tiempos del rey Tasufin. Por lo que, nos podemos preguntar: ¿está todavía el tesoro oculto en algún lugar de la cueva? ¿es la historia que se cuenta realidad o leyenda? Estos interrogantes les encantan a los niños que van buscando por todos los rincones a ver si encuentran el ansiado tesoro.
Y no se nos olvida al fantasma. También se cuenta que el espectro de Antonio de la Nari, el Suizo, vaga por las galerías buscando todavía su fortuna entre las grutas y oquedades. Nosotros no lo vimos en el recorrido pero, ¿quién sabe si otros ojos sí pueden verlo?
Los niños estuvieron varios días acordándose del tesoro y del fantasma de la cueva. Así que la visita fue fructífera y gratificante para todos.

Casa Fuerte Bezmiliana
Esta construcción defensiva fue realizada por orden de Carlos III en el siglo XVIII para proteger la costa de los ataques de piratas holandeses e ingleses. Podemos imaginar fácilmente como los corsarios de los mares llegaban a las playas del Rincón e intentaban saquear a sus habitantes.
El edificio tiene forma cuadrada, con muros exteriores de piedra y dos torres que ofrecen la función defensiva que tenían. Actualmente, se usa este inmueble como espacio artístico en la que podemos encontrar exposiciones y actividades culturales. Abren con horario de mañana y tarde salvo los domingos que sólo tienen una apertura matinal. Cuando nosotros estuvimos había una exposición de fotografías muy interesante sobre viajes. ¡Qué casualidad!

Paseo junto al mar

Para terminar la jornada y después de comer en uno de los bares y restaurantes del Paseo Marítimo –recomendamos el pescaíto frito- nos dirigimos hacia un sendero que conecta el Rincón de la Victoria con la Cala del Moral. Se trata de un recorrido de unos 5 kilómetros que se hace siguiendo la costa en un sendero preparado para tal fin. Uno de los puntos más bonitos y con más significancia para los lugareños es el altar de la virgen del Carmen construido en la roca desde la que la patrona vela por los marineros. Después, atravesamos unos túneles que eran usados por el tren que conectaba antiguamente toda la costa oriental malagueña. 

Y tras descansar mirando al mar llegamos a la Cala del Moral, antiguo enclave marinero. Tardamos algo más de hora y media en llegar a nuestro destino donde merendamos y nos recogieron para llevarnos de nuevo al Rincón de la Victoria donde cogimos el coche para llegar a casa y disfrutar de un merecido descanso.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Viaje al Périgord y Burdeos: Castillos, ríos y viñedos.

Este viaje surgió sin pretenderlo. No teníamos destino para las vacaciones de verano y, de repente, un vuelo Sevilla-Burdeos se cruzó en nuestro camino. Una vez comprados los billetes, debíamos preparar algo que hacer en los siete días que íbamos a estar en familia rodando por la zona de la Aquitania francesa. Y ahí fue cuando empezamos a descubrir las joyas que tiene esta región del país vecino.

EL ALOJAMIENTO
El viaje lo dividimos en dos partes. La primera, de cuatro días de duración, la pasaríamos en el Périgord, una zona muy turística especialmente en agosto. Al estar tan demandada, nos costó encontrar un alojamiento que se adaptara a nuestras necesidades. Queríamos una casa rural o un apartamento para poder organizar mejor las comidas de los niños. Es un lugar muy visitado por familias ansiosas de descanso, visitas culturales y exquisiteces gastronómicas. Finalmente, encontramos una cabaña al noroeste de Sarlat la Caneda, centro neurálgico de la comarca.
En la segunda parte del viaje, de tres días de duración, nos alojamos en unos apartamentos situados en Merignac, muy cerca del aeropuerto y a escasos diez kilómetros del centro de Burdeos. La localización fue un acierto para coger el vuelo de regreso y para visitar la playa atlántica próxima a la famosa Duna de Pilat.

DÍA 1, 19 de agosto: VUELO Y RUTA
El avión salía muy pronto. La duración del vuelo es de una hora y media desde Sevilla así que prácticamente ni nos enteramos. Una vez llegamos a Burdeos, alquilamos el coche que habíamos contratado por Internet y a eso de las nueve de la mañana, estábamos dispuestos para iniciar nuestra ruta por tierras de viñedos.
Nuestra primera parada, Saint-Emilion. Este pueblo medieval, patrimonio de la Humanidad por la Unesco, está situado a unos 35 Km al Noroeste de Burdeos y rodeado de un inmenso manto verde vinícola que enmarca el municipio.


El embrujo del lugar hace que en la plaza principal en la que se sitúa la Oficina de Información Turística, te cobren por una botella de agua 5,5 € o por un café 4,80 € por lo que aconsejamos que miren los precios de donde se sientan antes de pedir.
Pasado el susto del precio del desayuno, nos dejamos llevar por la ciudad. Sus muros te trasladan a época del románico. De la localidad, destaca la ermita monolítica construida en piedra. Sin embargo, las visitas son guiadas y sólo hacen un pase en inglés y francés. Al ir con los niños preferimos no cogerla y hacer algo más libre. Visitamos el Château du Roi, la iglesia Colegialle que cuenta con una joya de claustro románico, las murallas, el claustro de los Cordeliers, las fosas y, especialmente, las calles escarpadas de color cálido. Por el camino, no dejas de encontrarte atracciones: mercados artesanales, galerías de arte y tiendas de vino, de muchos vinos.
Una parada obligada del lugar sería visitar uno de los numerosos château (bodegas) que existen por los alrededores. Además de dar a conocer el proceso de elaboración del vino, hacen catas in situ. Lo mejor es buscar por Internet y reservar una visita. Nosotros, al ir con los peques, dejamos el enoturismo para otra ocasión.

Tras coger el coche y abastecernos en un supermercado nos fuimos dirección Périgueux. Tras dejar atrás un mar de viñedos, entramos en la comarca del PÉRIGORD. Es una zona vinculada administrativamente a la región de Aquitania, de la que ocupa la franja más septentrional, el Departamento de Dordoña coincide con los límites de la antigua provincia del Périgord. Está bañada por los ríos Dordoña, Isle, Dronne y Vézère.
El Périgord se divide en cuatro zonas: El Blanco, el Púrpura, el Negro y el Verde. Los podemos distinguir por los distintos tonos en los paisajes de cada una de las zonas.
Es una tierra conocida por su gran patrimonio histórico. La llaman la tierra de los 1000 y un castillos por la densidad de fortalezas. A ellas se suman palacios, bastidas, una exuberante naturaleza, cuevas, yacimientos prehistóricos y algunos de los pueblos considerados los más bellos de Francia.

Y admirando los cambios en los paisajes, llegamos a Périgueux. Es la capital del Périgord Blanco, llamado así por el color predominante de la piedra caliza. Es una ciudad enclavada en el Camino de Santiago por lo que la  catedral de Saint Front ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Su plano en forma de cruz griega aparenta a San Marcos de Venecia. Como curiosidad, decir que sirvió de modelo en la construcción del “Sagrado Corazón” del Montmartre parisino. A poca distancia de la catedral, se encuentra la oficina de turismo y, adyacente, la Torre Mataguerre, último bastión de la muralla medieval. En la oficina de turismo pudimos hacernos con libros de la zona, folletos e informaciones sobre carreteras y visitas de interés.
Lo bueno de Périgueux es que la vas descubriendo callejeando en las fachadas de sus casas medievales y renacentistas, atravesadas con travesaños de madera al más puro estilo del medievo.
En la ciudad, podemos distinguir otro barrio galo romano (Barrio de Vesunna) que cuenta con importantes vestigios de la Antigüedad. Entre otros, destaca el Templo de Vesone y el Museo Galorromano Vesunna. En el mismo barrio, se encuentra la Iglesia de la Cité, primera catedral de la ciudad hasta 1557.


Después de nuestro primer día de viaje, intenso y completo, nos dirigimos dirección Lissac sur Couze, donde se encuentra nuestra cabaña. Situada en pleno bosque, es un placer para los adultos y los niños. Como podréis imaginar, caímos rendidos.

DÍA 2, 20 de agosto
Tras haber descansado y desayunado como reyes, cogemos nuestro Citroen C3 Picasso para dirigirnos a Montignac, municipio en el que se encuentran las famosas cuevas de Lascaux. Para visitar las cuevas, siempre con visita guiada, tienes que comprar el ticket en la sucursal habilitada para ello en el pueblo. La cola era tremenda pero tuvimos la suerte de entrar con un grupo de españoles. Los niños menores de 5 años no pagan y los adultos algo más de 9 Euros. La entrada al recinto se sitúa a 2 Km. a la salida de Montignac.
La cueva que se visita no es la original pero es una fiel reproducción de la misma. Dicen que en algunos puntos sólo se diferencia 5 milímetros. La visita dura 40 interesantes minutos en los que se hacen protagonistas los niños. La temperatura del interior es de unos 13ºC por lo que hay que llevar algo de abrigo. A la salida nos encontramos con una tienda de artículos muy atractivos para los más pequeños sobre la Prehistoria.

De vuelta en Montignac, muy animado y bullicioso, nos dimos un paseo por la orilla del río Vézere. Las canoas multicolores surcaban el río con personas de todas las edades. En los alrededores, se encuentran varios restaurantes con menús infantiles. Pero como estaban muy llenos, decidimos hacer un “take away” y comer en un área de descanso en plena naturaleza. Antes de salir del pueblo, visitamos un mercado de artesanos con venta de productos locales. Chacinas, foie gras, trufas, nueces, mermeladas, vinos,… artículos de delicatesen que son irresistibles para cualquier paladar.



Tras comer por el camino, llegamos al Castillo de Losse. Está situado a 5 kilómetros de Montignac por la carretera D706. La entrada cuesta 8 Euros, las visitas guiadas son sólo en francés y los interiores tampoco son espectaculares. El paseo por los jardines es muy agradable y hay una cafetería ideal para tomarse un café y hacer un alto en el camino.

Cogiendo la misma carretera a la izquierda, seguimos unos 3 kilómetros más hasta llegar a Saint Leon de Vézere. Este pequeño pueblo medieval pareciera que abraza al río. Posee un encanto sin igual y una iglesia románica del siglo XII de gran importancia arquitéctonica. Esta localidad está considerada una de las más bellas de Francia, y razón no le falta. Está flanqueada por dos castillos que le dan un aspecto caballeresco e importante, a pesar de que sólo cuenta con algo más de 500 habitantes.

A otros pocos kilómetros, se encuentra La Roque Saint-Christophe. Se trata de un acantilado de roca caliza en el que se hallan refugios en la roca. Desde hace 55.000 años han servido como morada al ser humano. Del hombre troglodita pasó a convertirse en fortaleza y ciudad en la Edad Media. Actualmente no se conserva ninguna vivienda original. Si no se quiere pagar la entrada, 8 € por persona, desde la carretera se puede observar las cavidades en la roca y hacerse una idea aproximada de lo que fue. Tienen una tienda con bastante información documental y práctica del lugar.

Como nos había cundido bastante el día, decidimos regresar a nuestra cabaña. Sin embargo, el Périgord te va atrapando y no pudimos resistir la tentación de llegar a Aubas, un pueblo que estaba en fiestas. Compramos un vino blanco de Bergerac para cenar y visitamos desde el exterior el Castillo de Sauveboeuf. Rodeado de maizales este castillo destaca por el estilo de Luis XIII. Ofrece una visita al interior donde se encuentra el Musée de la Préhistorie.



DÍA 3, 21 de agosto
Nuestro objetivo para este día tenía nombre propio: Sarlat la Canéda, capital gastronómica y cultural del Périgord Negro. Pero, lo que siempre ocurre por estas tierras, hicimos varias paradas antes de llegar a nuestro destino.

Al pasar por una pequeña aldea llamada Paulin, no pudimos resistir la tentación de bajar para hacer algunas fotos. Iglesia románica, casas rurales medievales y ni una sola presencia humana en el lugar. Las labores agrarias ocupan el tiempo de sus gentes. Un dato curioso es que en muchos templos religiosos hay placas en homenaje a los soldados y a los niños fallecidos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Listados con nombres que nos recuerdan la barbarie de la guerra.


Continuando nuestra ruta, pasamos por Salignac. Otro imponente castillo nos da la bienvenida y la iglesia gótica de Notre-Dame nos iluminó con sus imponentes vidrieras. Destacan en el pueblo las techumbres con tejas de pizarra colocadas de tal forma que pareciera que se pueden caer.

Y ya sí, llegamos a Sarlat. El aparcamiento es complicado en el mes de agosto, lo sufrimos en primera persona. Nada más entrar, te das cuenta de la cantidad de gente que se mueve por todos los rincones. Es un hervidero de gente, tiendas, músicos callejeros, souvenirs y un sin fin de edificios históricos que la hacen única.
Además de por el turismo, Sarlat también es conocida por su famoso foie gras, uno de los más reputados de Francia.
Uno de los símbolos de la ciudad es “la linterna de los muertos”, una extraña construcción cilíndrica que se alza desde el s. XII para conmemorar el milagro de la desaparición de la peste en aquella época. Su función sigue siendo un misterio. A su lado, se encuentra la catedral de Saint-Sacerdos. Originariamente fue un edificio románico pero la mayor parte del templo es del siglo XVI. Destacan los órganos de Lépine, uno de los más bellos de país galo.
Saliendo de la catedral, nos encontramos con músicos que se sitúan casi a los pies de otro de los símbolos de la ciudad, la fachada de la casa de La Boétie de estilo renacentista italiano. Es uno de los puntos más fotografiados de Sarlat. En la calle te encuentras auténticos artistas y artesanos que bien merecen una parada y alguna que otra compra.
Muchos son los edificios y calles que se deben nombrar por su belleza y singularidad pero lo mejor es que vayamos descubriendo andando los encantos de esta ciudad de unos 10.000 habitantes que recibe al año algo más de medio millón de turistas. Por algo será.


Después de comer y de un buen helado, nos desplazamos pocos kilómetros para visitar el Castillo de Castelnaud. Esta fortaleza ofrece una de las mejores vista del Valle del Dordoña. La entrada cuesta 8,6€ y el parking 3€ (recomendamos no aparcar donde indican las señales, sino abajo que es gratis). Dentro del castillo, que es de gran tamaño y muy bien conservado, se encuentra también un Museo de Armas Medievales bastante interesante. Y a todo esto se añade un espectáculo medieval y artesanos trabajando el vidrio o el hierro. La verdad es que merece la pena una visita. La única pega, la masificación que tenía. A los niños les gustó mucho y más aún porque les compramos unas armaduras y espadas de juguete para que fuesen caballeros medievales defendiendo el castillo.

Otro vigía del Dordoña es La Roque-Gageat. Después del Mont Saint-Michel y Rocamadour, este pueblo obtuvo el preciado título del “pueblo más bello de Francia”. Es una hilera de casas que se sitúa entre un acantilado y el río. Se puede dar un paseo en barco por el río con imponentes paisajes, rodeados de naturaleza. Otra opción es alquilar un kayak para hacer piragüismo por el río. Y os aseguro que no estaréis solos porque las piraguas de todos los colores y tamaños surcan las aguas del Dordoña.

Para terminar la jornada, pasamos por Beynac et Cazenac para contemplar brevemente sus casas de piedras con techos de teja y ventanas con postigos. Parece que se hubiese detenido el tiempo. Sus calles han sido testigo del rodaje de películas como Juana de Arco o Chocolat. Su imponente castillo ubicado en lo más alto de la colina rocosa, estaba cerrado cuando llegamos pero nos ofreció una de las más bellas fotografías del viaje.


DÍA 4, 22 de agosto.
Como todos los días, nos levantamos temprano y decidimos visitar los alrededores de donde estábamos alojados así que nos fuimos al lago du Causse. Es un entorno precioso que invita a las actividades acuáticas y al descanso. En esta zona, nos resultó muy curiosa la iglesia de Lissac sur Couze, porque nada más entrar, te encuentras una placa de mármol blanco con los nombres de los niños muertos en la Primera y Segunda Guerra Mundiales. Nos dimos cuenta que este reconocimiento es muy común en los municipios franceses. La guerra se hizo notar y este es un ejemplo más.
Haciendo ruta, pasamos por Le Soulier y otros pequeños núcleos rurales en los que se pueden observar numerosos abrigos en la roca y casas-cueva construidas al resguardo de la montaña.
A nuestro GPS se le antojó llevarnos por carreteras secundarias hacia nuestro destino: Saint Amand de Coly. Mereció la pena por conocer rincones y paisajes campestres rodeados de árboles. La parte negativa es que tardamos más tiempo en llegar. Pero, ¿quién tiene prisas de vacaciones?.


Pues bien, una vez en Saint Amand de Coly pudimos ver su famosa abadía. Construida sobre una construcción del s.VI, lo que conocemos en la actualidad es del s. XII. Se considera la más bella iglesia fortificada del Périgord, aunque las cicatrices por las guerras de religión y saqueos continuos llegan hasta nuestros días. Además de la abadía merece la pena callejear por esta aldea e imaginar su pasado medieval con molino, hospital, posada y otros edificios propios de la época.
Llegada la hora del almuerzo decidimos volver pasando por Saint Génies, otro pueblo fortificado. El conjunto formado por iglesia, casco medieval y castillo bien merece una parada. Dentro del castillo hay una taberna que cocina recetas tradicionales de la zona. Cuando llegamos el pueblo estaba en fiestas y se ve que son más de trasnochar porque no había nadie por las calles. Sólo nos saludaron los tejados de pizarra de las casas y los frescos del siglo XIV de la iglesia que pudimos ver tras empujar la puerta de entrada.
El Périgord destaca por ser uno de los lugares del mundo donde poner a punto el paladar. Entre sus productos estrella destaca el foie-grás. Lo fabrican en granjas distribuidas por toda la región. En muchas de ellas te permiten ver su proceso de elaboración y tener unos encuentros con las ocas que les gusta mucho a los niños. En el camino de regreso, conseguimos entrar en una, comprar sus productos y tener unos momentos con las pobres ocas que desconocen su futuro.
Tras almorzar y descansar un rato, decidimos ir por la tarde al Castillo de Hautefort, una auténtica joya. Se puede visitar libremente o con guía. Nosotros decidimos ir por nuestra cuenta y tras pagar los 8,5 € por cada adulto, nos imbuimos del ambiente noble y robusto que nos transmite el castillo. Nada más entrar puedes ver un documental que te cuenta la historia del edificio que pasó de ser fortaleza a palacio clásico en el siglo XVI. Los jardines del recinto son espectaculares y un paseo por ellos terminada la visita interior es ineludible. El recorrido por las estancias del palacio merece la pena. Está todo muy bien señalizado y con el ticket de la entrada, te dan una guía en castellano sobre las estancias que se visitan. El buen estado de conservación se lo debemos a la Baronesa Simone de Bastard (1901-1999) que dedicó gran parte de su vida a remodelar y conservar el conjunto.


Además del palacio y de los jardines, son de ineludible visita la capilla, el horno del pueblo y los subterráneos que nos despiden tras volver a salir por el puente levadizo que nos acogió para entrar.
Pues parecía que nuestro día había terminado pero, de camino a nuestro alojamiento, nos detuvimos en uno de los pueblos que más nos gustó: Terrason. Bañado por el río Vézère, el Puente Viejo (s. XV) y el Puente Nuevo, nos adentran en un lugar escarpado en una colina con vistas espectaculares. El casco antiguo, con casas de madera e imágenes florales, está muy bien conservado y posee edificios románicos y góticos principalmente. Desde La Place, se puede contemplar el paso tranquilo del Vézère y la iglesia principal de la localidad. Los Jardins de l´Imaginaire son un gran atractivo del lugar aunque nosotros no llegamos a verlos porque estaban cerrados.



DÍA 5, 23 de agosto.
Este día tocaba hacer equipaje y dirigirnos hacia Burdeos. Pensamos estar toda la jornada de ruta y llegar a la ciudad por la noche. Así que nos organizamos con los sitios a visitar, nos despedimos de este lugar tan agradable y cogimos carretera y manta.
El primer lugar por el que pasamos fue Les Eyzies. En este pueblo se ubica el Museo Nacional de la Prehistoria. Está dividido en varias salas temáticas y su entrada se sitúa en el abrigo de un gran promontorio. En la zona existen multitud de cuevas y restos prehistóricos por lo que se considera a esta zona como “la cuna del hombre europeo”. Todos los alrededores son ideales para hacer escalada y otros deportes de aventura al aire libre.
Tras dejar atrás Campagne con su impoluto castillo y Le Bouque, donde se hallaba un mercado de productos regionales (era sábado) llegamos a nuestro siguiente destino: Cadouin y su abadía. Este municipio, auténtica fortaleza medieval, nos sorprende por el buen estado de conservación de sus calles y de los lugares históricos. Visitamos la iglesia (entrada libre) y la abadía del siglo XII (costaba la entrada 6,20 € por persona). Esta construcción cisterciense se hizo famosa porque se creyó que el santo sudario se encontraba entre sus muros. Esto hizo que aumentaran las peregrinaciones y su riqueza. La iglesia románica fue consagrada en 1154. De ella se desprende la espiritualidad cisterciense del siglo XII. El claustro, de los siglos XV y XVI, es una obra maestra del arte gótico flamígero.


A pocos kilómetros de Cadouin, encontramos un pequeño pueblo: Saint Avit Sénieur. Comimos en un área de picnic que había en la entrada de la villa y nos dispusimos a contemplar la gran iglesia-fortaleza, la bastida y los restos del claustro. Todo el conjunto es una verdadera maravilla y no es muy visitado por los turistas. La iglesia, vista desde el exterior, se confunde con un castillo rodeado de torres defensivas imponentes. Sin duda, nos hace suponer que estábamos en un lugar donde las guerras y los conflictos debían ser habituales.
Tras deleitarnos con un helado callejeando por sus calles, nos subimos nuevamente al coche y llegamos a otro pueblo medieval fortificado, Beaumont du Périgord. Flanqueado por 16 puertas su templo religioso muestra también el espíritu defensivo de la zona. Más que una iglesia, parece un castillo. Destaca su plaza central y las calles con casas de madera con listones al más puro estilo del medievo.
Issigeac, otra villa medieval que parece salida de un cuento, nos saluda con sus pequeñas viviendas y tiendas tradicionales. Un paseo contemplando su bien cuidado casco histórico, nos hace retroceder siglos en el tiempo.


Nos dirigimos hacia Bergerac pero de camino no pudimos dejar de parar y contemplar el Castillo de Monbazillac. Rodeado de kilómetros de viñedos, este castillo con cuatro gruesas torres circulares y elementos defensivos (matacanes, saeteras...) se unen con elegantes elementos del Renacimiento. Dentro, se sitúa el museo de la vid y del vino, del mueble perigurdino, de la historia del protestantismo y de los mil y un castillos del Périgord. Las antiguas bodegas han sido transformadas en salas de restaurante. Es uno de los castillos más visitados de la región por combinar arte y enoturismo.
A media tarde llegamos a Bergerac. Su nombre es famoso por relacionarlo con Cyrano de Bergerac pero, ni este pensador era de allí ni tiene nada que ver con la obra de teatro del mismo nombres. Sin embargo, entre los rincones de esta ciudad podemos contemplar varias estatuas de este personaje. Es muy agradable pasear junto al Dordoña, ver las coloridas flores que se asoman por las ventanas y visitar el Museo del Tabaco, del Vino y las iglesias románicas, góticas y renacentistas que nos encontramos a nuestro paso.
El día ha sido largo y tras pasar otros minutos en el coche hasta llegar a nuestro apartamento situado en Merignac, (cerca del aeropuerto y a 5 kilómetros de Burdeos), decidimos terminar el día cenando y regando la comida con un buen vino de la tierra.


DÍA 6, 24 de agosto
Este día solo tiene un nombre: BURDEOS. Ciudad de arte, de cultura y de historia, conserva un excepcional patrimonio arquitectónico del siglo XVIII e importantes museos. Aparcamos cerca del Museo de Bellas Artes que fue nuestra primera parada. El museo tiene una colección grande y rica de la pintura europea, desde el Quattrocento hasta los tiempos modernos. Es particularmente conocido por su colección de pintores flamencos del siglo XVII y pintura holandesa, con obras de artistas famosos. Los artistas españoles representados son Murillo, Zurbarán y Picasso. Me parece muy importante llevar a los niños a los museos y enseñarles a mirar y admirar la pintura. Son geniales las interpretaciones que hacen de las obras.
Saliendo del museo y tras pocos metros, nos encontramos con la Catedral de San Andrés. Está coronada por dos altas torres predominando el estilo gótico en sus fachadas. No pudimos visitar el interior al no coincidir los horarios. Seguimos nuestro camino haciendo uso de las sillitas de los niños y tras pasar la calle comercial Gambetta, llegamos a la Estatua de Goya y a la Iglesia de Notre-Dame. El genial pintor zaragozano pasó en Burdeos los últimos años de su vida y con esta escultura se le rinde homenaje al lado de la iglesia donde recibió sepultura. El edificio es de estilo barroco y es uno de los lugares más visitados de la ciudad. La entrada es gratuita.
Anduvimos un poco hasta llegar al Grand Théâtre, la Ópera Nacional. Con una capacidad para 1.100 espectadores, este edificio de estilo neoclásico, fue concebido como templo de las artes con un pórtico de 12 columnas corintias soportando un frontiscipio con 12 estatuas: las nueve musas y las diosas JunoVenus y Minerva. Se circunscribe dentro del opulento urbanismo bordenés propio del Siglo de las Luces.

La oficina de turismo está situada a pocos metros de la ópera y te ofrecen mucha información sobre la capital y la región. Especialmente, es interesante el plano de la ciudad. Frente a ella se ubica el Museo del Vino, uno de los atractivos bordelenses. Y es inevitable dirigirte hacia la Explanada de Quinconces al ver la columna que se alza a más de 40 metros del suelo. Se trata del Monumentos a los Girondinos, coronado por “La libertad rompiendo sus cadenas”. La plaza está considerada como la más grande de Francia así que es fácil sentirse pequeño en este grandioso espacio.
Después de admirar los edificios señoriales que nos encontramos por el camino, nos fuimos dirección al río Garona donde hallamos las postales más típicas de la ciudad. Junto al río y de frente a la ciudad antigua, puedes fotografiar el Palais y Palace Bourse, el Hôtel Fernes y en el centro, con la mejor situación, la fuente de las Tres Gracias. Ambos edificios eran los centros neurálgicos del comercio bordelés en siglos pasados. Todas esta panorámica la encontramos desde el punto con más flashes de la ciudad: el Espejo del Agua (Miroir d´eau). Además de ser refrescante en agosto, es el punto de encuentro y de diversión de los habitantes de la ciudad y de los foráneos como nosotros.

Y así llegó la hora del almuerzo. Nada mejor que sentarse en una de las terrazas de la Place du Parlament y disfrutar de la cocina francesa en una de sus brasseries. Tanto las ensaladas como los platos de carne con sabor a foie gras están deliciosos. Además, la plaza goza de un gran ambiente bohemio, con escaparates de comercios tradiciones y de talleres de artesanía (ateliers).
Tras comer tranquilamente, retomamos la ruta. Empezamos a caminar y nos encontramos con la Porte Cailhau. Es una antigua puerta de planta ovoidal construida a finales del siglo XV. Servía como entrada triunfal a la ciudad para los monarcas y altas autoridades. Tras detenernos para inmortalizarnos junto a ella, nos fuimos cruzando la calle de Víctor Hugo hacia la Basilique et Fleche Saint-Michel. La torre, separada de la iglesia, tiene el honor de ser el campanario más alto con 114 metros y la basílica conserva un estilo gótico tardío bastante robusto. Se nota a leguas que esta es la parte más humilde de la ciudad. Hay muchos negocios de inmigrantes y edificios deteriorados que necesitan rehabilitación.
Volviendo sobre nuestros pasos pero alejándonos del río, nos dirigimos ahora hacia la Grosse Cloche (s. XIII-XV). Es otra puerta defensiva de la ciudad. Formaba parte del ayuntamiento, era el lugar donde se reunían los concejales. Su campana, símbolo de las libertades municipales, tocaba para anunciar los grandes acontecimientos públicos. Al cruzar esta puerta entramos en la Rue Saint-James, calle peatonal con un ambiente lúdico. Puedes ver a grupos de jóvenes divirtiéndose con juegos en plena calle o a artistas trabajando.
A estas alturas del día y después de caminar por toda la ciudad, decidimos volver al hotel y descansar. Pero antes no quisimos dejar de cruzar el Pont de Pierre con el coche y dirigirnos al otro lado de la ciudad desde donde tenemos una panorámica estupenda al anochecer. En ese momento, bien podría confundirse con París.


DÍA 7, 25 de agosto
Esta jornada tocaba ser más relajada. La gran duna de Pilat de arena natural formada en el Golfo de Vizcaya, era nuestro destino. Sin embargo, casi nos arrepentimos de ir porque estuvimos en caravana unos veinte kilómetros y, según leímos después, estas aglomeraciones de tráfico son habituales en los meses de verano. La verdad es que tardamos unas tres horas en hacer un recorrido que se podía hacer en una. Cuando por fin llegamos, seguían los inconvenientes. No había aparcamiento en los espacios que habilitan para dejar los coches por lo que tuvimos que irnos más lejos para poder aparcar. La duna se ve desde la carretera que la bordea y la verdad es que impresiona. Ocupa 2,7 kilómetros de costa y se adentra unos 500 metros. Su cresta es la mayor de Europa y tanto la duna como el entorno, es un ecosistema de un valor excepcional protegido.
Siguiendo la duna, llegamos a la Playa du Petit Nice. Flanqueada por pinos, nos cautivó su finísima arena blanca y el aspecto natural que ofrecía gracias a la influencia del médano. Así que nos tumbamos tan ricamente y echamos un día estupendo. El agua tenía una temperatura agradable, perfecta para el baño.
Después de comer en uno de los merenderos preparados para tal fin, nos dimos una vuelta por Arcanchón, una ciudad muy turística al más puro estilo de la Costa del Sol. Las calles bullían de gente y los restaurantes estaban “haciendo su agosto”.
La vuelta a Merignac fue algo mejor pero el tráfico seguía siendo intenso. Después de una ducha y de descansar un rato, nos fuimos al centro de Burdeos a despedirnos de la ciudad y a pasear por las calles de esta ciudad encantadora. Nuestro periplo terminó con una buena cena en Chapeau Rouge Brasserie cerca de la Ópera Nacional y con unas fotos divertidas en el Espejo del Agua. No podía haber un lugar mejor para la despedida.


DÍA 8, 26 de agosto: Regreso
En este momento, hay poco que decir. Maletas, dejar el coche en la compañía de alquiler, vuelo de hora y media y aterrizaje en Sevilla sin más contratiempos.


Aquí se quedan momentos descritos para el recuerdo y otros muchos que no se pueden expresar pero que permanecerán para siempre en nuestra retina. Mis hijos, con sus cuatro y tres años, seguramente no recuerden este viaje cuando sean mayores pero aquí tendrán una referencia para poder afirmar que ellos estuvieron en el Périgord y en Burdeos. Y yo les recordaré lo bien que nos lo pasamos en familia.
Se me olvidaba mencionarlo. El guerrero de Playmobil
fue nuestro quinto compañero de viaje.