martes, 26 de mayo de 2015

Almedinilla y Alcalá la Real: Romanos, árabes y cristianos

Una jornada de domingo puede dar para mucho. Y aquí va un ejemplo de ello.
Sin tener todavía claro cuál iba a ser nuestro destino, nos levantamos pronto y desayunamos en casa, momento a la mesa para hablar de dónde vamos a ir hoy. Nos decidimos por Almedinilla, un pueblo de la Subbética cordobesa que ya queríamos conocer hace tiempo.
Sabemos que tiene Villa romana puesta en valor y otros centros de visitantes pero decidimos no investigar más para dejar sorprendernos por sus encantos.
A nuestra llegada nos dirigimos al Museo Histórico de la localidad. Nos explicaron cómo funcionan las visitas y los enclaves existentes. Desde el primer momento nos sorprendió positivamente la importancia que el turismo cultural e histórico tiene para este municipio.
Es un pueblo de algo más de 2.000 habitantes y tiene Museo Arqueológico, Villa Romana, Centro de Recepción de Visitantes con proyecciones y exposiciones temáticas, Poblado ibérico El Cerro de la Cruz, rutas de senderismo, Coliseo para espectáculos y actividades temáticas que se desarrollan en momentos determinados del año. Es un proyecto que dura algo más de veinte años y que no entiende de cambios políticos en el gobierno local sino de un interés común en rescatar un pasado que los enriquece en el presente. Sin duda, un ejemplo a seguir.
Pues bien, tras la amplia oferta y la limitación de tiempo elegimos una visita combinada al Museo Arqueológico (lugar en el que nos encontrábamos) y a la Villa Romana El Ruedo. La entrada cuenta 4,5 Euros para los adultos.
El Museo se ubica en un entorno bañado por el río Caicena, columna vertebral del desarrollo económico del pasado local. Es un paraje natural del que sale el Sendero al Salto del Caballo, ruta de tan sólo 1,5 kilómetros y que puede realizar cualquier persona. Se va bordeando el río hasta llegar a unas cascadas naturales que bien merecen una parada.



Pues bien, empezamos visitando el Museo, un edificio dividido en tres salas. La primera se dedica al olivo y al cultivo del olivar. Cuenta con la antigua almazara del municipio y con un molino harinero que aprovechaba la fuerza del agua del río Caicena. La segunda sala se dedica al mundo de los íberos y a los restos encontrados en el poblado cercano del Cerro de la Cruz. Destacan las tumbas de incineración, la cerámica y la fabricación de textiles con curiosas pesas de piedra.
La tercera sala se dedica a la cultura romana. Encontramos desde monedas hasta enterramientos pasando por esculturas de diversos dioses destacando entre todos ellos, el Dios Hypnos, divinidad del sueño.



Tras salir del Museo nos dirigimos al Centro de Recepción de Visitantes. Se sitúa al pie de la carretera que une el municipio con Priego de Córdoba. Justo enfrente es donde se ubica la entrada la Villa Romana. El centro de visitantes cuenta con una sala de exposiciones temporales, un espacio para la realización de talleres, una tienda de productos locales y de reproducciones romanas y, finalmente, un espacio audiovisual donde se proyecta en 3D la reconstrucción de la villa de un modo didáctico y educativo. A los niños les gustó mucho, especialmente la mariposa que nos acompañaba en casi todas las escenas.
Esperamos a que llegara Emilio, nuestro guía, y nos dirigimos con otras familias a la entrada de la villa. Pudimos comprender gracias a sus explicaciones el valor de este yacimiento que cuenta con tres núcleos: necrópolis, zona de producción y zona residencial. Pudimos contemplar uno de los hornos de cerámica mejor conservados de la época, mosaicos con figuras geométricas notables y la estancia más curiosa: el comedor o triclinium. Esta zona tiene en el centro una plataforma elevada donde se reclinaban para comer. A su vez, era el sitio en el que se alzaba el dios Hypnos y disponía de agua procedente directamente de un manantial cercano.




Tras recorrer las demás estancias de la domus y conocer un poco mejor el modo de vida de nuestros antepasados romanos, nos dirigimos a comer. Nos aconsejaron el restaurante Los Cabañas y la verdad es que acertamos porque por servicio, calidad y variedad, es muy recomendable.
Nos fuimos de Almedinilla con la idea de que la gestión integral del patrimonio es posible y que hacerlo atractivo a los niños resulta aún más interesante. A lo largo del año realizan actividades en torno a la cultura romana muy variadas y sugerentes.  Para mayor información, se puede visitar la página almedinillaturismo.es en la que aparece la oferta turística con detalle y con posibilidad de reservar.

Tras continuar por la A339 y a unos 18 kilómetros, nos encontramos con el municipio jiennense de Alcalá la Real. La fortaleza La Mota es nuestro próximo destino y desde su promontorio nos saluda. Esta ciudad fortificada medieval es una de las joyas que tiene la provincia de Jaén. Ha sido restaurada en varias fases y el resultado es sobresaliente. Destaca en su conjunto varias construcciones: puertas, castillo, arrabales, casas, bodegas, Torre del Homenaje, patio de armas, iglesia abacial, centro de interpretación, etc. La verdad es que es una visita muy completa que se puede hacer por 6€. Los niños hasta 6 años no pagan y desde 7 a 17 años tienen una cuota de 3€. Con el ticket se incluye la visita al Museo Municipal que está en el centro urbano.



El conjunto fortificado se visita con una duración aproximada de dos horas. Tanto adultos como niños pueden imaginarse muy fácilmente el modo de vida de este lugar de frontera entre árabes y cristianos. En el recinto se encuentran también varios cañones y un trabuquete con bolas de piedra que ejercían de munición.
Desde la fortaleza se tienen unas vistas estupendas del municipio y de Sierra Nevada al fondo. También pueden observarse el sistema defensivo de los árabes mediante las torres atalayas que existen en las cimas de los montes circundantes.



La Iglesia Abacial merece mención aparte. Este edificio fue pasto de las llamas por las tropas francesas en el siglo XIX y sufrió un abandono total hasta su reciente reconstrucción. Podemos ver a través de pasarelas transparentes los enterramientos del templo, los espacios para actos formativos y lo más llamativo, el vídeo que se proyecta a los visitantes en unas pantallas enormes en el altar mayor y en los tres altares simulados laterales. Se explica, de modo majestuoso, la historia de la iglesia de un modo paralelo en las cuatro pantallas. Esto es lo que más les atrajo a los niños que se quedaron encantados.

Nos fuimos del conjunto fortificado con muy buenas sensaciones. Es recomendable al cien por cien. Pensamos en realizar otra visita al lugar y aprovechar para pedir cita al Centro de Recuperación de Reptiles y Anfibios situado a pocos metros de la fortaleza. Es un espacio de educación ambiental, único en Andalucía, que nos enseña a conservar la biodiversidad y a especies en peligro. Es un proyecto precioso que no nos perderemos la próxima vez que visitemos Alcalá la Real.
El día ha sido muy provechoso y volvemos a casa con la idea de que el ocio cultural es enriquecedor y, sobre todo, divertido.

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