Una jornada de domingo puede
dar para mucho. Y aquí va un ejemplo de ello.
Sin tener todavía claro cuál
iba a ser nuestro destino, nos levantamos pronto y desayunamos en casa, momento
a la mesa para hablar de dónde vamos a ir hoy. Nos decidimos por Almedinilla,
un pueblo de la Subbética cordobesa que ya queríamos conocer hace tiempo.
Sabemos que tiene Villa
romana puesta en valor y otros centros de visitantes pero decidimos no
investigar más para dejar sorprendernos por sus encantos.
A nuestra llegada nos
dirigimos al Museo Histórico de la localidad. Nos explicaron cómo funcionan las
visitas y los enclaves existentes. Desde el primer momento nos sorprendió
positivamente la importancia que el turismo cultural e histórico tiene para
este municipio.
Es un pueblo de algo más de
2.000 habitantes y tiene Museo Arqueológico, Villa Romana, Centro de Recepción
de Visitantes con proyecciones y exposiciones temáticas, Poblado ibérico El Cerro
de la Cruz, rutas de senderismo, Coliseo para espectáculos y actividades
temáticas que se desarrollan en momentos determinados del año. Es un proyecto
que dura algo más de veinte años y que no entiende de cambios políticos en el
gobierno local sino de un interés común en rescatar un pasado que los enriquece
en el presente. Sin duda, un ejemplo a seguir.
Pues bien, tras la amplia
oferta y la limitación de tiempo elegimos una visita combinada al Museo
Arqueológico (lugar en el que nos encontrábamos) y a la Villa Romana El Ruedo. La entrada cuenta 4,5 Euros
para los adultos.
El Museo se ubica en un
entorno bañado por el río Caicena, columna vertebral del desarrollo económico
del pasado local. Es un paraje natural del que sale el Sendero al Salto del
Caballo, ruta de tan sólo 1,5 kilómetros y que puede realizar cualquier
persona. Se va bordeando el río hasta llegar a unas cascadas naturales que bien
merecen una parada.
Pues bien, empezamos
visitando el Museo, un edificio dividido en tres salas. La primera se dedica al
olivo y al cultivo del olivar. Cuenta con la antigua almazara del municipio y
con un molino harinero que aprovechaba la fuerza del agua del río Caicena. La
segunda sala se dedica al mundo de los íberos y a los restos encontrados en el
poblado cercano del Cerro de la Cruz. Destacan las tumbas de incineración, la
cerámica y la fabricación de textiles con curiosas pesas de piedra.
La tercera sala se dedica a
la cultura romana. Encontramos desde monedas hasta enterramientos pasando por
esculturas de diversos dioses destacando entre todos ellos, el Dios Hypnos,
divinidad del sueño.
Tras salir del Museo nos
dirigimos al Centro de Recepción de Visitantes. Se sitúa al pie de la carretera
que une el municipio con Priego de Córdoba. Justo enfrente es donde se ubica la
entrada la Villa Romana. El centro de visitantes cuenta con una sala de
exposiciones temporales, un espacio para la realización de talleres, una tienda
de productos locales y de reproducciones romanas y, finalmente, un espacio
audiovisual donde se proyecta en 3D la reconstrucción de la villa de un modo
didáctico y educativo. A los niños les gustó mucho, especialmente la mariposa
que nos acompañaba en casi todas las escenas.
Esperamos a que llegara
Emilio, nuestro guía, y nos dirigimos con otras familias a la entrada de la
villa. Pudimos comprender gracias a sus explicaciones el valor de este
yacimiento que cuenta con tres núcleos: necrópolis, zona de producción y zona
residencial. Pudimos contemplar uno de los hornos de cerámica mejor conservados
de la época, mosaicos con figuras geométricas notables y la estancia más
curiosa: el comedor o triclinium. Esta zona tiene en el centro una plataforma
elevada donde se reclinaban para comer. A su vez, era el sitio en el que se
alzaba el dios Hypnos y disponía de agua procedente directamente de un
manantial cercano.
Nos fuimos de Almedinilla
con la idea de que la gestión integral del patrimonio es posible y que hacerlo
atractivo a los niños resulta aún más interesante. A lo largo del año realizan
actividades en torno a la cultura romana muy variadas y sugerentes. Para mayor información, se puede visitar la
página almedinillaturismo.es en la que aparece la oferta turística con
detalle y con posibilidad de reservar.
Tras continuar por la A339 y
a unos 18 kilómetros, nos encontramos con el municipio jiennense de Alcalá la
Real. La fortaleza La Mota es nuestro próximo destino y desde su
promontorio nos saluda. Esta ciudad fortificada medieval es una de las joyas
que tiene la provincia de Jaén. Ha sido restaurada en varias fases y el
resultado es sobresaliente. Destaca en su conjunto varias construcciones:
puertas, castillo, arrabales, casas, bodegas, Torre del Homenaje, patio de
armas, iglesia abacial, centro de interpretación, etc. La verdad es que es una
visita muy completa que se puede hacer por 6€. Los niños hasta 6 años no pagan
y desde 7 a 17 años tienen una cuota de 3€. Con el ticket se incluye la visita
al Museo Municipal que está en el centro urbano.
El conjunto fortificado se
visita con una duración aproximada de dos horas. Tanto adultos como niños
pueden imaginarse muy fácilmente el modo de vida de este lugar de frontera
entre árabes y cristianos. En el recinto se encuentran también varios cañones y
un trabuquete con bolas de piedra que ejercían de munición.
Desde la fortaleza se tienen
unas vistas estupendas del municipio y de Sierra Nevada al fondo. También
pueden observarse el sistema defensivo de los árabes mediante las torres
atalayas que existen en las cimas de los montes circundantes.
La Iglesia Abacial merece mención
aparte. Este edificio fue pasto de las llamas por las tropas francesas en el
siglo XIX y sufrió un abandono total hasta su reciente reconstrucción. Podemos
ver a través de pasarelas transparentes los enterramientos del templo, los
espacios para actos formativos y lo más llamativo, el vídeo que se proyecta a
los visitantes en unas pantallas enormes en el altar mayor y en los tres
altares simulados laterales. Se explica, de modo majestuoso, la historia de la
iglesia de un modo paralelo en las cuatro pantallas. Esto es lo que más les
atrajo a los niños que se quedaron encantados.
Nos fuimos del conjunto
fortificado con muy buenas sensaciones. Es recomendable al cien por cien.
Pensamos en realizar otra visita al lugar y aprovechar para pedir cita al Centro de Recuperación de Reptiles y Anfibios situado a pocos metros de la
fortaleza. Es un espacio de educación ambiental, único en Andalucía, que nos
enseña a conservar la biodiversidad y a especies en peligro. Es un proyecto
precioso que no nos perderemos la próxima vez que visitemos Alcalá la Real.
El día ha sido muy provechoso y volvemos a casa con la idea de que el ocio cultural es enriquecedor y, sobre todo, divertido.
El día ha sido muy provechoso y volvemos a casa con la idea de que el ocio cultural es enriquecedor y, sobre todo, divertido.