Siempre
es un placer descubrir rincones en Andalucía. Esta vez nos hemos ido a las
terminaciones de Sierra Morena, allá donde las dehesas se mezclan con los
castaños y los productos ibéricos lo hacen con la artesanía más auténtica, la
Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Un lugar estupendo para que los niños
descubran el proceso de crianza del cerdo, senderos por los que perderse y
pueblos con el encanto de ser eso, verdaderos pueblos con gentes sencillas y
acogedoras.
Alojamiento:
Elegimos una casa rural en el municipio de Fuenteheridos, el corazón de la
sierra onubense. Se llama Casas Rurales Biarritz, un complejo de seis
alojamientos equipados con todo tipo de utensilios de cocina, calefacción
central y chimenea que le da a nuestra estancia un matiz hogareño. Se sitúa en
el centro del pueblo, cerca de la plaza del Coso, donde se encuentran bares y
tiendas en las que comprar los productos necesarios.
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Complejo rural Biarritz, en Fuenteheridos |
Viaje:
Fuenteheridos, el pueblo donde nos alojamos, está de Sevilla y de Huelva a una
hora aproximadamente. Nosotros tardamos unas dos horas y media en coche por lo
que pudimos salir después de comer y llegar cuando aún no había anochecido.
Jueves 26 de Febrero: Llegada a
Fuenteheridos, deshacer maletas y paseo por el pueblo para situarnos. Por la
noche aprovechamos para planificar las visitas y las actividades que nos
esperaban en los días próximos.
Viernes 27 de Febrero: Aracena, Peña de
Arias Montano, Alájar y Aldea El Collado
Tras
desayunar con auténtico pan de pueblo, nos dispusimos a ir a Aracena, a unos 10
kilómetros de Fuenteheridos. Se trata del principal municipio por población de
la serranía, contando con unos 6.500 habitantes aunque, por el ambiente y la
actividad económica parece más grande de lo que es. Cuenta con multitud de
restaurantes, tiendas de artesanía, souvenirs y empresas actividades de
aventura al servicio de los turistas y visitantes.
Aparcamos
cerca del Museo del Jamón por lo que hicimos de éste, nuestra primera parada.
Adquirimos una visita combinada con la Gruta de las Maravillas con un coste
individual de 10,50 €. Los niños menores de cinco años no pagan.
El
Museo del Jamón es un Centro de Interpretación del Cerdo Ibérico. Nos descubre
la importancia económica y social de esta actividad milenaria para la zona y
nos ofrece la oportunidad de aprender, de un modo didáctico, el modo de vida y
crianza del cerdo en la dehesa onubense. Por otro lado, también nos enseña a
distinguir las razas porcinas y nos adentra en una costumbre que forma parte de
la etnografía de la sierra, la matanza. Para finalizar la visita, nos obsequian
con una degustación de jamón, algo que se agradece después de haber aprendido
tanto del tema.
Antes
de salir del Museo, visitamos el Punto de Información Micológico. Consta de una
serie de paneles en los que explican las especies de setas y boletus existentes
en la zona. Para los amantes de esta actividad, existen empresas que se dedican
a realizar salidas micológicas.
El
aperitivo nos supo a poco por lo que nos encaminamos a un bar del pueblo a
seguir degustando jamón y otros productos serranos. El almuerzo nos dejó
saciados y nos encaminamos hacia la Gruta de las Maravillas, el principal
atractivo turístico de Aracena.
Es
mejor reservar hora previamente para no tener que esperar demasiado debido a la
afluencia de público. La visita dura casi una hora, es guiada y van explicando
los aspectos geológicos e históricos más importantes de la gruta. En los poco
más de 1.000 metros que dura la visita, se contemplan doce salas con nombres
que nos recuerdan a las formas que observamos (Brillantes, Mantones, la
Catedral, los Garbanzos,..). Es de destacar también los lagos subterráneos que
tiene, agua con la que se ha provisto el municipio de Aracena en tiempos pasados.
Poco después de entrar en la cueva, te hacen una fotografía que la puedes
adquirir a la salida por un precio de 8 €. Es un bonito recuerdo de nuestro
paso por una de las cuevas más turísticas de España.
Al
salir pudimos seguir disfrutando del sol espléndido de finales de febrero. A
continuación nos encaramamos al punto más alto de Aracena: el
Castillo-fortaleza. Aunque el castillo no se conserva como era originalmente,
las vistas y el entorno bien merecen la subida. Al borde del recinto
fortificado visitamos la iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor, cuya parte
más antigua es de estilo gótico-mudéjar sevillano. La torre nos recuerda a la
Giralda de Sevilla con los paños de sebka. Las naves interiores están coronadas
por bóvedas de crucería que cuentan con una iluminación más que aceptable. Una
vez fuera del edificio, nos dimos un paseo rodeando la muralla de la
fortificación y realizando unas fotografías de distintos ángulos del pueblo.
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Plaza del Marqués de Aracena |
Bajando
por recortadas calles empedradas, llegamos a la plaza del Marqués de Aracena,
conjunto rectangular que cuenta con otro de los edificios señeros del
municipio: el Casino de Arias Montano.
De
camino al coche, y tras deleitarnos con unos dulces de la zona, pudimos
contemplar el Museo de Escultura al aire libre del que dispone Aracena. Son
casi cincuenta piezas distribuidas por varios puntos del municipio. Es muy
interesante preguntar a los niños lo que representa cada escultura para darnos
cuenta de la imaginación que tienen.
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Una de las esculturas repartidas por las calles |
Con
este paseo dimos por finalizada nuestra visita a Aracena. Nos disponíamos a
regresar a la casa rural pero, sólo a cuatro kilómetros de Fuenteheridos se
encuentra la Peña de Arias Montano, símbolo de la Sierra de Aracena y
Picos de Aroche, por lo que no pudimos resistir acercarnos. Este lugar se encuentra es un centro
espiritual conocido desde hace siglos. Su nombre se lo debe al intelectual
humanista muy próximo a Felipe II, Benito Arias Montano, (s. XVI) que eligió la
peña como sitio de retiro y meditación. En este paraje se celebra una famosa
romería de la comarca al igual que su espadaña y las garitas que la flanquean,
unos de los puntos más fotografiados de la zona.
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Espadaña y garitas de la Peña de Arias Montano |
A los pies de la peña se sitúa
el municipio de Alájar. Su casco urbano ha sido catalogado como conjunto
Histórico-Artístico en 1982. La zona más antigua, alrededor de la Iglesia, es
de época árabe, con un trazado de calles estrechas y laberínticas. También
podremos observar las casas típicas serranas encaladas y techumbre a dos
aguas de teja romana. Todas las calles están empedradas al estilo serrano y
numerosas casas se encuentran flanqueadas por los denominados “llanitos”, empedrados
artísticos de dibujos geométricos o figurativos con motivos del pueblo.
Saliendo
de Alájar dirección a Santa Ana la Real, descubrimos por casualidad uno de los
lugares más mágicos del viaje: la aldea El Collado.
Es un complejo de pocas
casas, sin iglesia, de calles empedradas y que transmite una paz embaucadora.
Pudimos ver a niños muy pequeños jugando, ropa tendida en medio de la calle y
un olor a chimenea que nos invitaba a no irnos. Debido a su abandono durante
décadas, este lugar ha debido ser recuperado y rehabilitado pero merece no ser
asediado por muchos turistas para que siga conservando su encanto.
Esta
jornada ha sido intensa y larga por lo que sólo nos queda cenar, ducharnos y
descansar hasta el día siguiente.
Sábado 28 de Febrero: Castillo de
Cortegana, Almonáster la Real, Castaño del Robledo y Jabugo.
Hoy
era el Día de Andalucía. Y nada mejor que celebrarlo en unos de los rincones de
sus ocho provincias.
Cortegana
es el segundo pueblo más grande de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, con
poco más de 5.000 habitantes. Para visitar es destacable su castillo,
que es la fortaleza medieval mejor conservada de la comarca. Nosotros reservamos
previamente una visita teatralizada que se realiza por las estancias del
edificio acompañados de divertidos personajes que nos muestran la realidad
histórica del castillo en clave cómica con música en directo. Personajes como
Gertrudis, el carpintero o el bufón nos harán la visita amena y didáctica. Los
niños menores de 5 años no pagan y la entrada de adultos tiene un coste de 6 €.
La duración de la visita es de una hora aproximadamente.
A
unos siete kilómetros se encuentra nuestro próximo destino: Almonaster la
Real. Se trata de un municipio de gran belleza con una vigía de excepción,
la mezquita. Ubicada en lo alto de una loma, este edificio musulmán del s. X
nos ha llegado en muy buen estado de conservación pudiéndose observar
claramente todos los elementos de cualquier mezquita, incluso el alminar,
aunque en épocas cristianas fue reconvertido en campanario para que el edificio
pudiera ser utilizado como iglesia.
Junto
a la mezquita se ubica un antiguo castillo, parte del cuál ha sido reconvertido
en una plaza de toros bastante singular.
Bajando
del promontorio llegamos a la plaza del pueblo. Había un ambiente festivo
celebrando el Día de Andalucía. Daban potaje de garbanzos, había un mercadillo
solidario y se escuchaba música flamenca en directo. Nosotros preferimos dirigirnos
a un restaurante, en esta ocasión el llamado Miguel Tenorio donde pudimos
degustar tapas variadas de productos típicos de la sierra.
Tras
reponer fuerzas, callejeamos por la localidad para conocerla mejor. Nos
sorprendió el buen estado de conservación del casco urbano, con casas
encaladas, calles empedradas, portadas mudéjares y la iglesia de San Martín
destacando en el conjunto la Puerta del Perdón. Son destacables también las
numerosas fuentes que encontramos repartidas por el pueblo y las ermitas de la
Trinidad o Santa Eulalia.
Después
de ese relajante paseo, nos dirigimos al coche para tomar nuestra siguiente
dirección: Castaño del Robledo. Situado a 16 kilómetros de Almonaster,
este pequeño municipio tiene un encanto singular. Pese a sus 200 habitantes,
cuenta con dos templos religiosos, una gran plaza, casas renacentistas y varias
fuentes repartidas por la localidad. Es muy curiosa la llamada Iglesia
Inacabada (“El Monumento”) puesto que realmente es un templo que no llegó a
terminarse pese a su grandioso tamaño exterior.
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Iglesia Inacabada "El Monumento", Castaño del Robledo |
Para
terminar el día nos pasamos por uno de los pueblos cuyo nombre es conocido
universalmente por su jamón: Jabugo. En este pueblo no llegamos a
bajarnos del coche puesto que los niños estaban dormidos y nosotros algo cansados.
Son destacables las industrias de transformación del cerdo ibérico, hay
multitud de comercios con productos serranos y una gran fábrica con visitas
guiadas en la que muestran el proceso del jamón.
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Fuenteheridos al atardecer |
Al
regresar a Fuenteheridos, y tras haber descansado, decidimos dar un
paseo por el municipio. La plaza del Coso fluía actividad y se notaba que había
más turistas que un fin de semana normal. En este municipio es de destacar el
Crucero del s. XVIII, la fuente de los 12 caños y el nacimiento del río Múrtiga.
Hay un camino bastante agradable que va bordeando el curso del río en sus
inicios. Y no olvidemos el principal atractivo de Fuenteheridos: su entorno.
Desde este pueblo salen senderos que merecen la pena ser recorridos.
Domingo 1 de Marzo: Sendero Fuenteheridos-Galaroza,
Higuera de la Sierra, Zufre y Santa Olalla de Cala.
Este
es el día de la vuelta. Pero no queremos abandonar Fuenteheridos sin realizar
una actividad fundamental, senderismo.
Por
encima de la calle La Charneca de Fuenteheridos sale un sendero que se dirige a
Galaroza. Al salir del municipio nos encontramos con el Humilladero del Cristo
de la Verónica y el cementerio. Nos adentramos en el sendero hasta recorrer
algo más de un kilómetro para luego regresar sobre nuestros pies puesto que no
tenemos vehículo para regresar si completamos el sendero. El paseo fue
revitalizante y nos ayudó a aprender sobre las formas de vida de los habitantes
del lugar puesto que pudimos ver actividad forestal rodeados de alcornoques,
encinas y castaños. Es una de las rutas más bonitas del parque y,
especialmente, si se hace en otoño puesto que los contrastes de color deben ser
espectaculares.
Tras
regresar, recogimos las maletas y nos dirigimos en coche dirección Sevilla.
Llegaba la hora de comer y paramos en Higuera de la Sierra. Este
municipio es conocido por su cabalgata de los Reyes Magos, la más antigua de
España. Es por ello que dispone del Museo de la Cabalgata que no llegamos a
visitar puesto que cierran a las 14:00 horas. Al lado de la iglesia de San
Sebastián se alza un busto de Sebastián Santos Rojas, importante imaginero
nacido en este municipio. Y cerca de él hicimos la parada para reponer fuerzas.
Esta vez el restaurante elegido fue Jacarandá, una elección más que acertada.
Es una cocina tradicional pero con un toque moderno que la hace exquisita.
Migas, boletus en aceite, arroz cremoso con boletus, flamenquines crujientes,
berenjenas con miel,.. hicieron el gusto de nuestros paladares que recomiendan
este restaurante a cualquier viajero que aprecie el buen yantar.
Ya
llevábamos el estómago lleno. Nos dispusimos a seguir la ruta. Ahora tocaba
pasar por Zufre, cuyos miradores hacia el valle son impresionantes. Este
pueblo se halla dispuesto mirando hacia los pantanos por lo que las vistas son
estupendas. La iglesia está construida en un corte natural del terreno que
también la hace singular. Nos bajamos del coche tan sólo para admirar la
belleza natural que rodea al pueblo.
Y
ya, para terminar la ruta, nos dirigimos hacia Santa Olalla del Cala, al límite
de la provincia de Sevilla. Destaca su castillo-fortaleza y, a sus pies, la
iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción. No pudimos visitar los interiores de
ambos puesto que estaban cerrados. De este municipio destacamos su ubicación
puesto que se sitúa en el cruce de camino de la Ruta de la Plata, algo que ha
permitido el paso de pueblos diversos por sus tierras. Y tras divisar varias
cigüeñas alzadas en los más insospechados sitios, nos despedimos de la Sierra
de Aracena y Picos de Aroche convencidos que volveremos para seguir
descubriendo esta comarca que nos ha conquistado por su autenticidad.