domingo, 25 de enero de 2015

Tras la huella de Pedro de Mena en Málaga

Finales de enero, día soleado y Málaga por delante. Entre la multitud de planes que podemos hacer elegimos, casi por azar, ir conociendo el paso del escultor granadino Pedro de Mena por Málaga. Y empezamos por visitar la Abadía del Císter, templo en el que se encuentra la tumba del escultor barroco. Es una losa de mármol sencilla que se encuentra a la izquierda, justo cuando se entra. Actualmente el edificio es la sede de la Hermandad del Santo Sepulcro y la Virgen de la Soledad. Anexo a la abadía se encuentra el Museo de Arte Sacro del Císter, con obras de Pedro de Mena y de otros artistas barrocos pero no pudimos visitarlo ya que no tiene horario de apertura los domingos. El resto de los días abre únicamente por las mañanas.
Escultura de Pedro de Mena a las puertas del
Museo Revello de Toro (imagen del propio museo)

A pocos metros de allí, encontramos el Museo Revello de Toro. Este espacio pictórico se encuentra en la casa-taller de Pedro de Mena en su estancia en Málaga. Es un edificio de tres plantas en el que se mezclan cuadros del malagueño Revello de Toro con audiovisuales dedicados a Pedro de Mena. En la planta baja se puede ver un documental que dura unos diez minutos y que nos explica el paso del escultor por Málaga, su vida y su obra. Nos llamó mucho la atención que, además de artista, fuese componente de la Santa Inquisición en la ciudad malacitana, comerciante de seda y otras actividades económicas como la compra-venta de inmuebles. En el vídeo también se explica cómo se organizaba el trabajo en el taller y cómo Pedro de Mena, a pesar de quedar muy debilitado debido a la peste negra, seguía pasando a controlar el trabajo.

Tras reponer fuerzas y pasear por las calles bulliciosas, animadas y cosmopolitas de la ciudad, nos dirigimos al Museo del Patrimonio Municipal para ver la exposición temporal Pedro de Mena y los tesoros del Císter. Se trata de una selección del patrimonio integrado en los fondos del Museo de Arte Sacro de la Abadía Cisterciense de Santa Ana por lo que, casi sin quererlo, contemplamos parte de los fondos del museo que antes encontramos cerrado.
Además de la exposición temporal, bien merece la pena contemplar las obras de las que dispone el museo, divididas por épocas y por salas. Conoceremos el escudo de la ciudad, la batalla naval de 1704, la historia de la ciudad en plastilina y multitud de cuadros que son como fotografías de la Málaga de siglos pasados. 


Y retomamos la calle con nuestros niños de la mano con la seguridad de que visitar museos y espacios culturales les acerca al arte, a la protección del patrimonio y a impulsar una creatividad ya de por sí desbordante.