domingo, 1 de junio de 2014

Cueva de los Murciélagos y Zuheros

En el municipio de Zuheros, en la Subbética cordobesa, se encuentra la Cueva de los Murciélagos. Debe su nombre a este mamífero que podrás ver, si tienes suerte, revolotear dentro de la gruta. Dependiendo del tamaño, los guías los han bautizado no con un nombre científico –que ya lo tienen- sino con nombres cercanos y coloquiales como Pepe, Curro o Paco.
La entrada de la cueva está a unos cuatro kilómetros del pueblo subiendo por una carretera que bordea una formación kárstica digna de elogio. Recuerda al Torcal de Antequera pero las formaciones no son tan definidas ni grandes. El entorno natural es precioso; invita a parar y a hacer un picnic con la familia, a contemplar las especies naturales y a divisar las vistas que desde este punto se tienen de parte de la Sierra Subbética. En la carretera existe un mirador desde donde puede contemplarse el cañón del río Bailón, y si se quiere, iniciar un itinerario de senderismo bordeando el cañón del río mencionado. Para más información sobre este itinerario, se puede visitar:

Pues bien, después de la parada en el mirador, llegamos al centro de recepción de visitantes. El coche se puede dejar en el parking habilitado para ello en la explanada. Una vez hecho esto, hay que ir andando hasta la entrada de la cueva que se encuentra a unos 300 metros y donde se pueden adquirir los tickets.
El precio de las entradas es de 6 Euros para los adultos y 5 para los menores de 14 años. Los niños de menos de 4 años no pagan.
Podemos considerar que el precio de la entrada es adecuada puesto que llevamos visita guiada con explicaciones pormenorizadas de cada lugar.
Si también vais a visitar el Museo Arqueológico de Zuheros y su castillo, merece la pena comprar la visita combinada (7,50 € y 6 € para adultos y niños, respectivamente).
¡Pues ya estamos listos! Si queremos hacer fotos, sólo lo permiten en la sala del Vestíbulo (en la entrada). Después no es posible. Así que si quieres un recuerdo con la familia, aprovecha el momento.
La guía avisa de que se abstengan de entrar en la cueva los asmáticos, enfermos cardíacos, claustrofóbicos o personas que se cansen en exceso. Nos indica que hay un total de 700 escalones que vamos a bajar y subir y unos 450 metros de recorrido. Pese a ir con niños pequeños (4 y 3 años), recomiendo la visita. Los escalones no se hacen pesados puesto que se van haciendo en tramos. La bajada supone unos 65 metros.
La cueva tiene una temperatura constante de unos 10-12 ºC. Es aconsejable llevar alguna manga larga aunque sea verano.
La cueva no se descubre de modo total. Hay muchos pasadizos inaccesibles a los que no se puede entrar. Podemos dividir la visita en varias fases:
1ª-. Vestíbulo y Corredor de las Pinturas: Lo más destacable de esta parte son las pinturas rupestres de cabras rojizas. Se trata de formas esquemáticas con grandes cuernos. A los niños les resulta muy curioso saber que eso lleva allí millones de años.
2ª-. La Sala de las Formaciones: En ella podemos ver espectaculares estalactitas y estalagmitas moldeadas durante miles de años por la filtración del agua de lluvia. Destaca la estalagmita bautizada como “el espárrago” por su gran tamaño y similitud con esta verdura.
En esta parte también se encuentra un enterramiento del año 4200 a.C. Se trata de un esqueleto no visible al visitante puesto que queda oculto por las formaciones rocosas.
3ª-. Sala del Órgano: Su nombre se debe a una formación que recuerda a un órgano de una catedral. En esta sala, los niños y los adultos, tenemos la oportunidad de dejar volar la imaginación y ver formaciones que nos recuerdan a animales u objetos. Los más pequeños disfrutan mucho.
4ª-. Sala del Fémur: Se llama así porque se encontró un hueso humano aunque hoy día no puede verse.
4ª-. Sala de la Celosía y de los Estratos: Por estas salas se pasa subiendo los escalones que nos han tocado bajar antes. Empezamos a notar la entrada de aire y la iluminación natural que nos indica que vamos a salir de la cueva.

Los escalones de mayor dificultad son los de subida. Hay un tramo estrecho, con el techo muy bajo que, si no se tiene cuidado, puede provocar más de un susto. El suelo, debido a la humedad por la continua filtración de agua, es húmedo por lo que es recomendable llevar zapato cómodo que se agarre bien al suelo.

Esta visita merece la pena. Descubrimos un lugar con características naturales espectaculares que les encantará a los niños. A ellos les chifla imaginar historias – de tesoros, misterios y aventuras- dentro de la cueva.

Tampoco podemos dejar de visitar Zuheros. Es un pueblo blanco, enclavado en la roca que no deja indiferente a nadie. Su entramado urbano, el Museo Arqueológico y el castillo, son los atractivos más importantes del lugar. Cuenta con una gran oferta hotelera y de restauración por si, además, decidimos quedarnos a pernoctar. Para comer, totalmente recomendable el restaurante Asador Los Palancos, a los pies del castillo.

El día estaba fresco y no pudimos recorrer más rincones entrañables de este municipio. Rutas de senderismo y rincones naturales nos esperan en una próxima visita.

Para información sobre el pueblo y sus recursos turísticos:

Para información sobre la Cueva de los Murciélagos: